Kilometro30: Reflexiones de una corredora novata

(JPG) El tema de este post es claro: el domingo tengo previsto correr los 10km de Badalona y hoy no me he sentido nada bien en la carrerita playera de 8 km... Fue una sensación extraña porque por primera vez (desde que entreno de manera más consciente) eché a correr y NO ME DOLÍA NADA! Pero algo fallaba... algo falló... no tengo claro el qué. Lo peor es que no era físico, no eran mis piernas... tengo claro que es mental y he vuelto a casa con un poco de bajón.

Músculo Nuevo por 72kilos.com

Te pongo en antecedentes:

No hace mucho que entreno un poco en serio; echando cuentas yo diría que empecé en Septiembre de 2012, de cara a mi primera carrera en Sant Joan Despí. Como he escrito ya en otras ocasiones, mi práctica habitual de deporte, a lo largo de mi vida, viene motivada básicamente por diversión, desconexión, ocio, y en la última etapa por la necesidad de "drenaje" de estrés. Con lo cual, la constancia del entreno me cuesta... me cuesta mucho!

Además, no me considero una persona competitiva, pero sí que soy muy motivada. Participar en carreras una tras otra y bajar marca no me incentiva, pero escoger carreras por motivos personales como la de Badalona (ciudad en la que vivo y en la que me siento como en casa) me ponen las pilas.

Sin duda, compartir afición con mi pareja y amigos es otro elemento clave para no perder las ganas y seguir avanzando kilómetros día a día.

Consecuencias de la alta motivación y la falta de experiencia:

Ya con el objetivo en mente de correr 10 km en Badalona, me puse a investigar, preguntar y mirar planes de entrenamiento. Las tres primeras semanas estuve a tope haciendo carreras, caminatas, series y UN día de descanso. No te voy a mentir: el subidón fue total, me sentía muy satisfecha y comprometida conmigo misma... pero... las piernas se pusieron en huelga y empezaron a enviar quejas formales en forma de mucho, mucho, mucho dolor. Javi hizo uso de sus artes con los masajes y la punción seca para recuperar mis piernas, pero el SOBRE-ENTRENAMIENTO me estaba pasando factura y la única manera de remediarlo era con descanso.

Dejé la carrera una semana en la que solo fui a la piscina dos veces. A la siguiente semana salí a correr, solo correr, sin pensar en kilómetros ni tiempos... solo sensaciones y pasármelo bien. Fue genial, me sentía muy conectada y sin darme cuenta hice por primera vez 10km.

Desde entonces intento hacer: un día carrera, un día piscina, un día series, un día de salsa (sí, el baile también es deporte y produce agujetas...aich!), un día descanso, un día de rodaje, y otro de descanso. Y vuelvo a empezar. Todo esto potenciándolo con recompensas y mimitos hacia mi persona: sesiones de sauna y jacuzzi, masajes menos espaciados para ayudar a la recuperación muscular, mucho sofá y pelis, y alguna que otra cervecita con los amigos.

Resuelto el tema físico y habiendo encontrado un ritmo de entreno adecuado a mis condiciones y necesidades, he llegado a día de hoy en plenas condiciones. Pero esta mañana he salido a hacer un entreno de confianza ya que la carrera es este domingo, y pinché! Desde el principio me sentí más desganada. No conseguí "enchufarme" y no logré sentirme cómoda pese a ir a buen ritmo y mantenerlo los primeros 4 km. Terminé los 8 km como pude y volví a casa buscando una excusa para tan malas sensaciones... para justificar que no disfrutara nada, nada, nada.

Falta de concentración o falta de entrenamiento mental:

Creo que tener la carrera tan cerca me pasó factura. Estoy acostumbrada a correr porque quiero y no porque debo. Los kilómetros y el ritmo depende de cómo me sienta, del clima que haga, de lo distraido que esté el movimiento en la playa y, sobre todo, de quien me acompañe a correr (o si corro sola).

¿Qué quiero decir con esto? que en ningún momento me preocupé por entrenar mi mente. Por deformación profesional (y por la multiplicidad de estímulos a los que estamos todos sometidos diariamente) he perdido la capacidad de concentración por mucho tiempo en una misma tarea. Media hora haciendo solo una cosa se me hace eterno, aburrido e imposible. Sin embargo, por contra, soy multitarea: he ganado flexibilidad mental, rapidez en la resolución de conflictos, adaptación a los cambios, etc. Pero para correr 10 kilómetros, creo que estas capacidades adquiridas no me sirven de mucho... snif snif

Hoy, al pensar que tenía que correr 8 kilómetros sí o sí, me bloqueó. Esto para mi significa casi UNA HORA (si todo va bien...)y el día estaba raro, no había gente en la playa, por momentos hacía frío, por momentos me moría de calor, y lo peor, es que hacía muchísimo viento (en contra, claro! es que no existe el viento "a favor"?). Vamos, que me estaba aburriendo!!!!

Estoy segura que el domingo correré los 10 km sin problemas, porque para ello me he asegurado mis motivaciones personales: vendrán mis padres, suegros y amigos para esperarme en la meta; otros amigos correrán también la carrera, y Javi la hará conmigo de principio a fin; y por último, el motivo que me hizo decidirme hacerla, es que me hace mucha ilusión correr Badalona.

La cuestión es que todo esto me ha servido para preguntarme: debo aprovechar esta práctica deportiva para hacer un entrenamiento mental? a estas alturas seré capaz de lograr un cambio en este sentido? es negativo o por el contrario juega a mi favor que mi nivel de implicación en las tareas que desarrollo dependa de mi bienestar emocional?

Mi curiosidad me lleva a probar muchas cosas diferentes y esta actitud me ha ayudado a perder el miedo a lo diferente, desconocido o al propio cambio. Siempre he pensado que la felicidad es la ausencia de miedo (más que de dolor). Pero por el contrario, ésta curiosidad también me hace inconstante y no me deja definir el límite de mis capacidades.

Me he autoimpuesto 10 km como la distancia máxima definitiva. De ahí no paso! Pero ahora ya no tengo claro el por qué de ésta imposición? Es mi límite físico... o mental? Es que acaso no me atrevo a soñar con más?

Os dejo este vídeo que no trata sobre deporte (o sí?) pero que plantea de forma sencilla una línea de vida para atrevernos a soñar.